Un individuo está trabajando toda su vida para comprarse un SEAT 600D de segunda mano. El día que se lo dan llega a casa diciendo:
– Ya lo tenemos María, lo tengo abajo aparcado – salen los dos al balcón – míralo, María, es el blanco.
Y mientras lo están mirando un individuo les está abriendo la puerta.
– ¡Que nos lo roban María! ¡Que nos lo roban!
Entran para adentro agarran el armario de la habitación entre los dos, lo sacan al balcón y se lo tiran al tío encima. Lo matan. Se celebra el juicio y el hombre es condenado a muerte.
Sube al cielo y lo recibe San Pedro:
– Muy buenas.
– Muy buenas, también. Usted dirá …
– Mire, Pedro, yo estuve trabajando toda mi vida como un desgraciado para poder comprarme un 600 de segunda mano y el día que lo estaba viendo con mi mujer, un sinvergüenza me lo estaba robando, no pude por menos de coger un armario y tirárselo a la cabeza.
– ¡Caray! No te preocupes, hijo. Pasa para adentro.
Al rato, otro que sube para el cielo, lo recibe San Pedro:
– Dios os guarde.
– Dios os guarde también. Usted dirá …
– Mire, San, yo estuve trabajando toda la noche y al día siguiente, cuando salí, iba tan cansado que en vez de abrir mi coche, me equivoqué y estaba abriendo otro coche cuando me tiraron un armario en la cabeza
– ¡Caray! Pasa, pasa.
Transcurrido un tiempo, otro que llega.
– Buenas.
– Buenas. Usted dirá …
– Mire Pedro, yo me entendía con una casada, y estábamos los dos en la cama y llamaron a la puerta, y ella me dijo «¡Mi marido! ¡Métete en el armario!». Y ya no recuerdo nada más.
