Tres mejicanos están tumbados a la sombra de un árbol. El primero de los tres, ante tanto tedio, levanta la cabeza y pregunta:
– ¿Cantamos?.
El segundo de los mejicanos contesta:
-¡Cantamos!.
El tercero, sin embargo, es la voz discordante:
– ¡Yo no quiero cantar!
Al rato, el primero vuelve a la carga:
– ¿Jugamos?.
Al segundo esta vez le asalta la curiosidad:
– ¿A qué jugamos?
– A golf.
– ¿Cómo se juega al golf?.
– Muy sensillo, guey. Se trata de meter una pelota en un agujero con la ayuda de un palo, no más.
– ¡Ahhhhh!.
Transcurridos unos instantes de silencio, salta el primero de los mejicanos:
– Yo pongo el palo.
El segundo, inmediatamente, responde:
– Yo pongo las pelotas.
El díscolo tercer mejicano se pone en pie y exclama:
– ¿Cantamos?.
