Llega un lepero a un bar con una viga en el hombro y pide un café. Se lo bebe, lo paga y se va. Esta operación la repite durante varios días, el camarero no aguanta la curiosidad y le pregunta:
– Oiga. ¿Por qué viene usted a tomarse el café con una viga en el hombro?
– Es que el médico me ha dicho que me tome el café «cargao».
