Era un pastor que tenía un rebaño de ovejas, pero no tenía un macho para ‘cubrirlas’. Le comenta su problema a un colega y éste le dice:
– No pasa nada. Llévatelas al monte y las cubres tú mismo. Si al día siguiente se ponen al sol es que están preñadas y, si se ponen a la sombra, vuelves a intentarlo.
El pastor sube a las ovejas a la furgoneta, se las lleva al monte y cumple con su cometido. A la mañana siguiente se despierta y pregunta a su mujer:
– Maríaaa, ¿Las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – responde la mujer.
El pastor vuelve a subir a las ovejas a la furgoneta y repite la operación y por la mañana del dia seguiente:
– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – contesta la mujer.
El pastor vuelve a cargar sus ovejas en la furgoneta, y así sucesivamente durante varios días, hasta que una mañana:
– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Ni al sol ni a la sombra. ¡Desde las 6 de la mañana están todas subidas en la furgoneta tocando el claxon!
