El loro del burdel argentino

En la segunda mitad de los años 50 del siglo pasado se celebró una boda en Buenos Aires. La novia, una joven de la alta burguesía platense, quiso celebrar el evento en el domicilio de sus padres, una magnífica villa cuyo hall estaba presidido por una inmensa y decorada jaula, residencia de un loro multicolor del Rio de la Plata.

Sucedió que en la vigilia del casamiento, el ave falleció. Para no sumir a en la depresión a la novia en el mismo día de su boda, el hermano de ésta – conocedor de todos los lupanares de la ciudad – recordó que en el burdel regentado por Madame Rossi había un loro similar. Acudió raudo al prostíbulo y consiguió en préstamo al loro.

Las nupcias se celebraron con todo el lujo y boato que la ocasión merecía con la satisfacción de invitados y anfitriones, salvo el loro multicolor que estaba visiblemente nervioso yendo de un lado para otro de su jaula dorada.

La novia, percibiendo el azoro del animal, se acercó a la jaula:

– Decime, lorito bonito, ¿qué carajo te pasa?

El loro, enojado, responde:

– Ché, a los clientes los conocí pero … ¡las putas me las cambiaron todas!

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