El atraco y sus testigos

Durante un atraco a un Banco, después de haber obtenido un buen botín y antes de darse a la fuga, el atracador muy nervioso, pregunta a un rehén: 

– ¿Tú me has visto robar este Banco?

El rehén asustado le dice que sí, y el atracador le pega un tiro en la cabeza. Después se vuelve al resto de rehenes apuntándoles y pregunta a dos mujeres y un hombre:

– ¿Me habéis visto robar este banco?

Y el hombre, responde:

– Yo no he visto nada, pero mi mujer y mi suegra … ¡No han perdido detalle!.

El pastor y sus ovejas

Era un pastor que tenía un rebaño de ovejas, pero no tenía un macho para ‘cubrirlas’. Le comenta su problema a un colega y éste le dice:

– No pasa nada. Llévatelas al monte y las cubres tú mismo. Si al día siguiente se ponen al sol es que están preñadas y, si se ponen a la sombra, vuelves a intentarlo.

El pastor sube a las ovejas a la furgoneta, se las lleva al monte y cumple con su cometido. A la mañana siguiente se despierta y pregunta a su mujer:

– Maríaaa, ¿Las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – responde la mujer.

El pastor vuelve a subir a las ovejas a la furgoneta y repite la operación y por la mañana del dia seguiente:

– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Están a la sombra – contesta la mujer.

El pastor vuelve a cargar sus ovejas en la furgoneta, y así sucesivamente durante varios días, hasta que una mañana:

– Maríaaa, ¿las ovejas están al sol o a la sombra?
– Ni al sol ni a la sombra. ¡Desde las 6 de la mañana están todas subidas en la furgoneta tocando el claxon!

El huerto de Mauricio

Harto de que cada noche le robaran los frutos de su huerto, Mauricio decide hacer guardia para pescar al ladrón in fraganti. Efectivamente, a medianoche, un pillo se sube al cerezo y empieza su hurto. Mauricio, sigilosamente, se sitúa debajo del árbol y alzando la mano le agarra fuertemente de los cataplines.

– ¡Ladrón! ¡Dime quién eres! ¡Cobarde! ¿Cómo te llamas? Hasta que no me lo digas no te soltaré. Repito: ¿Quién eres?

Cuanto más tardaba el ladrón en contestar, más le apretaba el paquete el hortelano.

– ¡Da la cara! ¡Dime de una vez quién eres! Si no te identificas, seguiré apretando…

Al final, con los cataplines del ladrón casi triturados, se produce el desenlace de esta escena:

– De una vez por todas: ¿Quién eres?

– El sor… do… mu… do…

El xenófobo

Estaban en una playa española un rumano, un magrebí, un gitano, un sudamericano y un español. Alguien le dió una patada a una botella y de dentro sale un genio que les explicó que se les concedería un deseo a cada uno, lo que quisieran.

El rumano dijo:

– Me gustaría volver a una Rumania rica y próspera, y vivir feliz allí.

El genio se lo concedió.

El magrebí pidió:

– Quisiera regresar con mi mujer y mis 19 hijos a una África democrática y próspera.

– Te será concedido – dijo el genio.

El turno del gitano:

– Desearía que todas los gitanos de España nos uniéramos y regresáramos a nuestros orígenes en el Centro de Europa a llevar nuestra vida de nómadas.

El genio también se lo concedió.

El sudamericano pidió que todos los hispano-americanos tuviesen oportunidad de volver a una América rica y libre y el genio le prometió que así sería.

Le tocaba al español y le dijo al genio:

– ¿Así que has mandado fuera a los rumanos, los gitanos, los moros y los sudacas?.

– Si, así es.

– Pues, … ¡Ponme una caña!!!!.

Un australiano

– María, ¡prepárate que vamos a echar un polvo australiano!

– ¿Australiano? ¿Y eso … cómo demonios se hace?

– Muy fácil, mientras yo me tiro a la canguro, tú das botes por toda la casa.

¡Joder con la suegra!

– ¿Qué te ha pasado que vienes lleno de arañazos?

– Que vengo de enterrar a mi suegra.

– ¿Y te has caído?

– No, no, que la muy asquerosa no se dejaba.

Holmes y Watson

Holmes y Watson que se van de acampada y Holmes se despierta a las cuatro de la noche…

–  Watson, mire al cielo y dígame que ve

–  Veo millones de estrellas.

–  Y eso … ¿Qué le dice?

Tras pensar un instante, Watson respondió:

– Astronomicamente, me dice que hay millones de galaxias y, potencialmente, billones de planetas. Cronológicamente deduzco     que son las cuatro y diez. Teológicamente puedo ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e insignificantes. Meteorológicamente me dice que mañana tendremos un buen día. Por cierto, a usted, amigo mío ¿Qué le dice?

Tras un corto silencio, Holmes contestó:

– Que es usted gilipollas, Watson. ¡Nos han robado la tienda de campaña!

No era pastelera

Un matrimonio que llevan varios años casados, un dia llega a casa el marido y se encuentra el grifo del fregadero averiado y le dice su mujer:-

– Pepe, arreglame el grifo.

– ¿Tu has visto que ponga aqui «fontanero»? – contesta Pepe, señalandose la frente con el dedo.

Al dia siguiente se encuentra la puerta rota.

– Pepe, arreglame la puerta.

– ¿Tu has visto que ponga aqui «carpintero»? – Pepe repite el gesto del día anterior

Al dia siguiente un cristal roto.

– Pepe arreglame el cristal

– ¿Tu has visto que ponga aqui «cristalero»?

Una semana después Pepe se da cuenta que todo está arreglado y la pregunta a su mujer:

– Pero, Maria, ¿Quién te ha arreglado todo?

– El vecino.

– ¿Y qué te ha pedido a cambio?

– Pues que le hiciera un pastel o acostarme con él

– ¿Y tu que le has dicho?

– (Señalandose la frente) ¿Tu has visto aqui que ponga «pastelera»?

El mercenario de Teruel

Coinciden tres ex-combatientes y hacen alusión a sus heridas de guerra. El primero, americano, enseña una cicatriz en el pecho y dice:

– Kansas City.

El segundo, oriundo de Sudáfrica, enseña otra en el brazo derecho:

– London City.

El tercero, turolense él, enseña una en el bajo vientre y dice:

– Apendiciti.

Cuestión de gustos

– Me llamo Bartolomé pero me gusta que me llamen Bartolo.

– Pues yo me llamo Paco y me gusta que me llamen Pacomé.

Don Envase

Un tío entra a una bodega y dice:

– ¿Me da 20 litros de vino?

– ¿Ha traído el envase?

– Está usted hablando con el.

El primer guateque

– Tu traes las birras, tu ginebra, tu Fanta, tu algo de papeo …

– ¿Y yo?

– Tu, ron

– ¿De Suchard?

– Mejor no vengas.

Pepito, la profesora y el director de la escuela

La profesora interviene en una discusión entre dos alumnos:
– Pepito, ¿Cuál es el problema?
– Es que soy demasiado inteligente para estar en el primer grado. Mi hermana está en tercero y yo soy más inteligente que ella. ¡Yo quiero ir a tercero también!.

La profesora ve que no puede resolver el problema y lo manda para la dirección. Mientras Pepito esperaba en la antesala, la profesora le explica la situación al director. Éste promete hacerle un test al muchacho, que seguro no conseguirá responder a todas las preguntas, y así accederá a continuar en primero.

Ya de acuerdo ambos, hacen pasar al alumno y le hacen la propuesta del test que él acepta. Inicia entonces las preguntas el Director:
– A ver, Pepito, ¿Cuánto es 3 por 3?
– 9
– ¿Y cuánto es 6 veces 6?
– 36

El director continúa casi una hora, con la batería de preguntas que sólo un excelente alumno de tercero debe conocer y Pepito no comete ningún error.  Ante la evidente inteligencia del menor, el Director dice a la profesora:
– Creo que tendremos que pasarlo a tercero.
La profesora no muy segura, pregunta:
-¿Puedo hacerle yo unas preguntas también?
El director y Pepito asienten.

Comienza entonces la profesora:
– ¿Qué tiene la vaca 4 y yo sólo dos?
– Las piernas – responde Pepito sin dudar…

– ¿Qué tienes en tus pantalones, que no hay en los míos?
El director se ajusta los lentes, y se prepara para interrumpir…
– Los bolsillos – responde el niño.

– ¿Qué entra al centro de las mujeres y sólo detrás del hombre?
Estupefacto, el director contiene la respiración…
– La letra «E» – responde el alumno.

– ¿Y dónde las mujeres tienen el pelo más encaracolado?
El director hace una mueca de asombro.
– En África – dice Pepito.

– ¿Qué es blando, y en las manos de una mujer se torna duro?
Al director se le cruzan los ojos.
– El esmalte de uñas – contesta Pepito.

– ¿Qué tienen las mujeres en medio de las piernas?
El Director no lo puede creer…
– Las rodillas – responde Pepito al instante.

– ¿Y qué tiene una mujer casada más ancha que una soltera?
– La cama.

– ¿Qué palabra comienza con la letra C, termina con la letra O, es  arrugado y todos lo tenemos atrás?
El director empieza a sudar frío…
– El codo, profesora.

– ¿Y qué empieza con C tiene un hueco y yo se lo di a varias personas para que lo disfrutaran?
El director se tapa la cara…
-Un CD.

El director, ya mareado de la presión les interrumpe y le dice a la profesora:
– Mire, póngame al hijoputa éste en sexto… ¡¡¡Y yo me voy a primero, que acabo de fallar todas las respuestas!!

La galera

En una galera romana, en pleno Meditrráneo, los galeotes o remeros bogavan al compás de un tambor tocado por un un miembro de la tripulación que hacía las veces de pregonero de la notícias para toda la tripulación:

– Galeotes, que os tengo que dar dos noticias, una buena y la otra mala ¿Por cuál empiezo? – gritaba el pregonero.

– ¡Por la buena, por la buena! – respondían al unísono los remeros

– Manaña nos visitará el César.

– ¿Y la mala?

– ¡Viene a practicar esquí acuático!

Al cabo de unas jornadas, el del tambor vuelve a la carga:

– Galeotes, que os tengo que dar dos noticias, una buena y la otra mala ¿Por cuál empiezo?

– ¡Por la buena!

– Mañana nos cambiaremos los calzoncillos

– ¿Y la mala?

– Tú con éste, áquel con el de su lado, …

En otra aciaga jornada, el pregonero ataca de nuevo:

– Galeotes, que os tengo que dar dos noticias, una buena y la otra mala ¿Por cuál empiezo?

– ¡Por la mala! – los remeros cansados de buenas notícias que no son tan buenas

– Mañana comeremos mierda

– ¿Y la buena?

– ¡Habrá para todos!

Dos futboleros

Eran dos amigos, Pepe y Juan, que les encantaba jugar al fútbol, a lo que dedicaban la mayor parte de sus ratos libres.

Y le dice uno a otro:

– Pepe, ¿qué vamos a hacer si cuando nos muramos, resulta que en el cielo no hay fútbol?

– No lo sé, sería algo terrible.

Se muere Juan y Pepe sigue con el fútbol. Un día que está en casa, oye una voz.

– Pepe, soy Juan.

– Juan, ¿eres tú?

– Sí, estoy en el cielo, y tengo dos noticias que darte, una buena y otra mala.

– ¿Cuál es la buena?

– Qué en el cielo sí juegan al fútbol y, además, muy bien.

– ¡Estupendo, qué maravilla! Y… ¿Cuál es la mala?

– Que el domingo tienes partido.

El Paco y la Puri

– ¡Puri! ¡Hoy he vendido un colchón y ocho bragas por 200€!

– Pues yo, con un colchón y sin bragas he sacado 1.000€. Paco, ¡tienes que espabilarte!

Los tres mejicanos

Tres mejicanos están tumbados a la sombra de un árbol. El primero de los tres, ante tanto tedio, levanta la cabeza y pregunta:

– ¿Cantamos?.

El segundo de los mejicanos contesta:

-¡Cantamos!.

El tercero, sin embargo, es la voz discordante:

– ¡Yo no quiero cantar!

Al rato, el primero vuelve a la carga:

– ¿Jugamos?.

Al segundo esta vez le asalta la curiosidad:

– ¿A qué jugamos?

– A golf.

– ¿Cómo se juega al golf?.

– Muy sensillo, guey. Se trata de meter una pelota en un agujero con la ayuda de un palo, no más.

– ¡Ahhhhh!.

Transcurridos unos instantes de silencio, salta el primero de los mejicanos:

– Yo pongo el palo.

El segundo, inmediatamente, responde:

– Yo pongo las pelotas.

El díscolo tercer mejicano se pone en pie y exclama:

– ¿Cantamos?.

Un inoportuno

– ¿Es aquí el club de personas inoportunas?

– Si, ¿Qué desea?

– Quiero inscribirme.

– Muy bien. Termino de cagar y le atiendo.

El que no salió del armario

Un individuo está trabajando toda su vida para comprarse un SEAT 600D de segunda mano. El día que se lo dan llega a casa diciendo:
– Ya lo tenemos María, lo tengo abajo aparcado – salen los dos al balcón – míralo, María, es el blanco.
Y mientras lo están mirando un individuo les está abriendo la puerta.
– ¡Que nos lo roban María! ¡Que nos lo roban!
Entran para adentro agarran el armario de la habitación entre los dos, lo sacan al balcón y se lo tiran al tío encima. Lo matan. Se celebra el juicio y el hombre es condenado a muerte.

Sube al cielo y lo recibe San Pedro:

– Muy buenas.
– Muy buenas, también. Usted dirá …
– Mire, Pedro, yo estuve trabajando toda mi vida como un desgraciado para poder comprarme un 600 de segunda mano y el día que lo estaba viendo con mi mujer, un sinvergüenza me lo estaba robando, no pude por menos de coger un armario y tirárselo a la cabeza.
– ¡Caray! No te preocupes, hijo. Pasa para adentro.

Al rato, otro que sube para el cielo, lo recibe San Pedro:

– Dios os guarde.
– Dios os guarde también. Usted dirá …
– Mire, San, yo estuve trabajando toda la noche y al día siguiente, cuando salí, iba tan cansado que en vez de abrir mi coche, me equivoqué y estaba abriendo otro coche cuando me tiraron un armario en la cabeza
– ¡Caray! Pasa, pasa.

Transcurrido un tiempo, otro que llega.

– Buenas.
– Buenas. Usted dirá …
– Mire Pedro, yo me entendía con una casada, y estábamos los dos en la cama y llamaron a la puerta, y ella me dijo «¡Mi marido! ¡Métete en el armario!». Y ya no recuerdo nada más.

Niño, no preguntes! (y II)

– Papá, ¿Qué es un final feliz?

– Cuando en el cuento, tras una trama dramática, las cosas acaban bien para los protagonistas.

– ¿Y un completo?